jueves, 14 de noviembre de 2013

Una reflexión entre comer sin hambre y obesidad.


Nuestra programación genética es la de un cazador - recolector – ahorrador (desde hace más de cien mil años).Esto está dado para poder sobrevivir en un medio de escases de alimentos,no obstante, a cambio de esto, nuestros antepasados debían realizar un gran esfuerzo físico para poder conseguirlos, por lo tanto se caracterizaban por tener una buena capacidad para acumular energía y mantener una buena condición física.

La conducta alimentaria, es un concepto amplio, en términos generales  involucra dos aspectos, uno es la necesidad biológica de comer para que podamos vivir y otro es el comer sin sentir hambre. Comer sin hambre generalmente nos lleva a comer alimentos ricos en calorías y considerados sabrosos por la sociedad, lo que está relacionado habitualmente con la necesidad de conseguir placer, o gratificación.

Bueno….para seguir en este concepto, aclaremos la diferencia entre apetito y hambre.

El hambre es la necesidad biológica de alimentarse para cubrir las necesidades de energía y nutrientes que el cuerpo requiere y gasta diariamente.

El apetito se asocia a una sensación reconfortante por consumir cierto tipo de alimentos, donde cada vez se quiere más.
En consiguiente, los centros del hambre son estimulados en su mayoría por factores internos, en cambio, los centros del apetito se estimulan por factores externos (olor, sabor, contenido de azúcar y grasas, aspecto visual, y se asocian a situaciones placenteras). La obesidad se asocia a este apetito gratificante.
En condiciones normales, los alimentos ingeridos son utilizados para mantener al cuerpo con energía para sobrellevar funciones como; gasto metabólico basal, regulación de la temperatura y funcionamiento muscular.

La energía o el “combustible” que no usamos, se almacena como grasa, es decir como “reserva en periodos de escases”. Todo esto se maneja en el cerebro. Los centros del hambre, el apetito y la saciedad, están en el hipotálamo, en la corteza cerebral (sistema límbico) y en tallo cerebral. Estos centros se estimulan con señales mecánicas y de hormonas provenientes fundamentalmente del sistema digestivo (estómago, páncreas e hígado), del tejido graso y del muscular.
Cuando el estómago está vacío libera una hormona llamada grelina conocida como la hormona del hambre, la cual actúa con un neurotransmisor, activando las ganas de comer. Una vez satisfechos, la hormona Leptina interviene de nuevo con el neurtransmisor, quitando las ganas de comer.


Como decíamos anteriormente nos cuesta mucho luchar contra esas comidas altas en grasa y azúcares, ya que antiguamente eran muy anheladas y difíciles de obtener, la diferencia es que hoy en día están al alcance de nuestras manos, sin embargo, el deseo de tenerlas sigue igual. Entonces ¿Cómo podemos hacer para combatir esto?, primero, debemos hacer un cambio de hábito alimentario, lo que toma tiempo, otra muy buena manera es con ejercicio, con el ejercicio desarrollamos masa muscular y podemos seguir quemando energía incluso al dormir, además al hacer deporte se utilizan los carbohidratos como fuente de energía, y cuando estos se acaban, el cuerpo comienzan a utilizar la grasa como combustible para satisfacer las necesidades del metabolismo y funciones básicas como respirar, dormir, caminar, etc!. Otro buen consejo es no saltarse las comidas, por ejemplo, si te saltas el desayuno habrás acumulado las horas de sueño más las horas de la mañana de ayuno, originando que el cuerpo asuma que se vienen tiempos de escasez y te darán ganas de comer comidas más grasas en el almuerzo, otra recomendación es incorporar en las comidas, alimentos con proteínas ya que estos liberan una hormona que suprime las ganas de comer u otorga mayor saciedad, además si consumes líquidos junto con la comida, el estómago se expandirá sintiéndote satisfecho antes y además retardaran el vaciado gástrico de los alimentos ya que los líquidos se digieren primero y dejaran en segundo lugar el resto de la comida, generando mayor saciedad. Ahora, Ojo!, estas recomendaciones son generales, y enfocadas a pacientes que quieren bajar de peso.

Para complementar esta información, un estudio reveló que el 62% de los adolescentes de 16 años come en ausencia de hambre, lo que incide directamente en el desarrollo de obesidad.
El sobrepeso y obesidad es una realidad en nuestro país, pero, cómo nos afecta? la respuesta es muy amplia, afecta en términos psicológicos, sociales, autoestima, físico, salud, etc.
En términos generales de nutrición, si pensamos,nuestro cuerpo está hecho para funcionar bajo condiciones normales, es decir con un peso adecuado. Si tenemos exceso de peso, debemos pensar que las paredes que rodean al corazón son más anchas, por lo tanto este no puede expandirse ni contraerse como debiera, algo similar ocurre con los pulmones que no se pueden expandir, limitando la entrada de oxígeno a los tejidos y hace que nos cansemos más rápido, entre muchas otras alteraciones hormonales. Entonces podemos originar  enfermedades crónicas,respiratorias, cardiovasculares, cáncer, entre otras.

Los que están a tiempo de evitar esto, deben generar conciencia, de que los tiempos han cambiado y que la oferta de alimentos ricos en grasa, calorías, azúcares y sodio, están al alcance de nuestras manos, y es nuestra responsabilidad ELEGIR lo que queremos ingresar a nuestro organismo. Recordemos que nuestro cuerpo es sagrado y nos acompañará por el resto de nuestra vida, démosle nutrientes y no calorías vacías que no nos aportarán más que futuras enfermedades y malestares.
Los que ya padecen de sobrepeso u obesidad, deben asistir a un equipo multidisciplinario que abarque profesionalmente  su estado, como; nutricionista, médico, kinesiólogo, psicólogo y de ser necesario terapias complementarias que ayuden a mantener un equilibrio emocional y espiritual.


Nos vemos!

1 comentario:

  1. Muy buen articulo, se agradece lo didactico que planteas los temas gracias!

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